Estimado sr. Pynaqui:
De nuevo me permito dirigirle unas líneas solicitando el socorro de su memoria. El grado de dispersión de la mía ha alcanzado esta tarde niveles de alucinación. Corro a anotar donde puedo aquello que me viene a la mente porque, como en Macondo, lo olvido todo de inmediato. Debo nombrar cada cosa que vuelve del pasado. De no hacerlo, al pasado vuelve de inmediato.
Esta tarde escuchaba a la O.S.N. interpretar la obertura de Tannhauser. Unas butacas más allá, un tipo ha reconocido la melodía y ha querido compartir el acontecimiento con el resto del palco acompañando a la orquesta a golpe de zapato. El contratiempo, la imposibilidad de concentrarme, ha debido ser la causa de que me fijara en un pasaje que me causa extrañeza. (video. Minuto 2,30.) Cuando, por segunda vez, la orquesta ataca el tema, los violines acompañan la melodía con una especie de continuo sinuoso que se parece al sonido de los discos de vinilo ondulados por el efecto del calor o las bandas sonoras de las películas mal rebobinadas en las que la música se oye como una especie de sube y baja, una onda larga que hace ridícula cualquier escena a la que acompañe. Bien; en ese momento el pasado ha venido a visitarme ¿Recuerda usted las películas que llegamos a proyectar en la biblioteca pública de A.? Tengo la vaga sensación de que nos las prestaba R. Irigoyen. Mi memoria solo alcanza a ver a John Wayne en El hombre tranquilo. Las bobinas eran demasiado pequeñas y la cinta estaba, al final, a punto de salirse. Cuénteme algo sr. Pynaqui. ¿De quién era el proyector? Y sobre todo, dígame quién soy.
Por lo demás, me inquieta un pasado que ni siquiera es el mío: unos Lieder de Richard Strauss cantados por Susan Bullo(c)k me llevan de nuevo hacia la Europa que no conocí y que me atrae como un pozo negro. La búsqueda de un código deja enseguida paso a la emoción, pero ya en casa las palabras y la música vuelven a pedir explicaciones:
...Y el alma, sin custodia
quiere remontarse con libres alas
para, en el círculo mágico de la noche
vivir profundamente y de mil maneras.
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