26/2/08

Peter Bürger

"Lo que hoy en día se conoce con el nombre de posmodernismo podría con más precisión denominarse posvanguardia. En otras palabras, es una época marcada por el fracaso del ataque de la vanguardia histórica contra la institución del arte. Este fracaso proyecta una penetrante luz sobre la posición del arte en la sociedad burguesa. Para decirlo de una manera, el arte ha sobrevivido a la realización de su propia utópica promesa. Ahora sabe lo que es. El paraíso que la vanguardia quiso bajar a la tierra, ahora toca el suelo y está disponible para cualquiera. Este es un lado de la moneda. El otro es la supervivencia de un proyecto que es en todo sentido imposible pero que el individuo insiste en intentarlo. Se mantiene como un misterio para la teoría

el que haya gente que todavía escriba y pinte. Después de todo, ese proyecto ha señalado las aporías contenidas en semejante práctica, que, a pesar de todo, sigue adelante. Muchos inician sus vidas en él. Pareciera que la única oportunidad para la acción significativa dentro de la modernidad es aceptar de todo corazón la carencia de significado. La consecuencia depende de la disposición para contradecirse uno mismo. Uno puede distinguir en lontananza la figura de Joseph Beuys, quien se entregó a la publicidad pero simultáneamente trabajaba en dibujos esotéricos. La disolución del arte en la agitación política es el gesto imposible que por siempre debe ejecutarse, para luego retractarse. La nueva vida no llegará, pero la referencia a ésta es fundamental."

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