30/1/08

Papel, papel



Por lo que sé, por lo que se ve, el amor al papel no decae. Ni siquiera los acérrimos defensores del bit se resisten al folio o la cuartilla, al post-it o la encuadernación. El pequeño logo que algunas empresas colocan al final de sus correos electrónicos pidiendo que no sean impresos si no es absolutamente necesario, contrasta con la profusión de libretas y cuadernos de todo tipo que se venden en las tiendas de cualquier museo que se precie. El papel en blanco encolado, guillotinado y con tapas decoradas sigue ejerciendo un poder hipnótico. Tal vez sea la promesa de la escritura, la posibilidad de decir algo; de decírselo a uno mismo. Luego –que tire la primera piedra el que esté libre de pecado- guardamos esas libretas sin atrevemos a utilizarlas, porque en sí mismas ya están completas. Cuanto más hermosas, más completas.

Usamos el peor papel para nuestras mejores ideas (en caso de que las tuviéramos). Viejos libros de contabilidad utilizados para otros menesteres, como hacía Hopper, libretas de propaganda farmacéutica, para anotar chispazos, tacos de octavillas publicitarias donde escribimos el título del libro que cambiará nuestra vida. Papel, papel; la selva brasileña, el reciclado de los grandes bancos, los contenedores específicos, donde revuelven los periodistas en busca de historias clínicas y las trituradoras, cada vez más sofisticadas, convirtiendo el documento en confeti para desfile de amebas.

Recuerdo -eran los tiempos de las trituradoras tipo tira delgada- la prueba documental desesperada: alguien revolvió en la papelera hasta obtener todas los recortes longitudinales del dinA4 que probaría su tesis. Lo que la máquina ha hecho tiras, que lo pegue el hombre,


Notas.


Vid. fotocopiadoras.

Vid. que tire la primera piedra




4 comentarios:

  1. Pues sí.

    La verdad es que el papel es, todavía y pese a todo, insustituible.

    Lo siento por la atmósfera.

    Sin embargo, y poco a poco, van mejorando los libros electrónicos.

    El iPod de los libros no ha llegado aún, pero después del monstruito ese de Amazon, van saliendo cosas cada vez mejores, come esta:

    http://navegante2.elmundo.es/navegante/2008/01/14/gadgetoblog/1200336093.html?srclnk=rss

    Yo ya estoy al borde de convertirme en consumidor. Sólo necesito ponerle las manos encima a uno y ver si siento vibraciones.

    Si además se pudiera escribir en ellos...

    ResponderEliminar
  2. eso, eso ¡que vibre!

    ResponderEliminar
  3. Hasta bastante después de tener el ordenador no me acostumbré a escribir con él. Soy (era) "escritora a mano". No se la cantidad de novelas o cuentos que he llegado a empezar y a perder a lo largo de mi vida, pero cuando escribía a mano, era coger el lápiz o bolígrafo y una libreta y no parar hasta que no tenía más remedio. Si para entonces el cuento no había concluido, luego me resultaba muy difícil retomar el hilo, por eso digo que he empezado muchos relatos.
    Ahora, con internet y los blogs, doy rienda suelta a mis ansias escritoras a través de ellos, (por eso tengo tantos). Y aunque no llegan a novelas, ni creo que llegue a escribir nunca ninguna, al menos ya no se me hace extraño teclear mis ideas y convertirlas en relatos.
    Saludos y gracias por tus palabras.

    ResponderEliminar
  4. Gracias a ti.

    Saludos

    ResponderEliminar