"El señor K. no consideraba necesario vivir en un país determinado. Decía:
-En cualquier parte puedo morirme de hambre.
Pero un día en que pasaba por una ciudad ocupada por el enemigo del país en que vivía, se topó con un oficial del enemigo, que le obligó a bajar de la acera. Tras hacer lo que se le ordenaba, el señor K. se dio cuenta de que estaba furioso con aquel hombre, y no sólo con aquel hombre, sino que lo estaba mucho más con el país al que pertenecía aquel hombre, hasta el punto que deseaba que un terremoto lo borrase de las superficie de la tierra. "¿Por qué razón -se preguntó el señor K.- me convertí por un instante en un nacionalista? Porque me topé con un nacionalista. Por eso es preciso extirpar la estupidez, pues vuelve estúpidos a quienes se cruzan con ella."
Bertolt Brecht
-En cualquier parte puedo morirme de hambre.
Pero un día en que pasaba por una ciudad ocupada por el enemigo del país en que vivía, se topó con un oficial del enemigo, que le obligó a bajar de la acera. Tras hacer lo que se le ordenaba, el señor K. se dio cuenta de que estaba furioso con aquel hombre, y no sólo con aquel hombre, sino que lo estaba mucho más con el país al que pertenecía aquel hombre, hasta el punto que deseaba que un terremoto lo borrase de las superficie de la tierra. "¿Por qué razón -se preguntó el señor K.- me convertí por un instante en un nacionalista? Porque me topé con un nacionalista. Por eso es preciso extirpar la estupidez, pues vuelve estúpidos a quienes se cruzan con ella."
Bertolt Brecht
Ayer leí en El Cultural una entrevista con Luca Ronconi, el msucesor de Strehler en el Piccolo de Milán, nada menos, el director del mítico Orlando Furioso y de tantos buenos espectáculos de ópera y de teatro, en la que decía que Brecht se le atragantó siempre, que nunca pudo con su teatro, tan didáctico, en el que con sus textos obliga al espectador a entender las cosas de una sola manera. Y ahora trae usted este fragmento de uno de sus relatos y, claro, se me atraganta un poco. No creo que en el caso de Ronconi halla estupidez; más bien al contrario, me parece que hay lucidez. La estupidez se me pegó ayer en la plaza del Príncipe de Viana: hice una maniobra para abrirme levemente a la derecha y no quedarme atascado tras un coche cuando a mi derecha apareció una muchacha que me hizo gestos de si estaba yo bien de la cabeza. Me enardecí de tal modo ue me puse a su alturam bajé la ventanilla, la bajó ella y tuve que escuchar: para el coche que te denuncio. Y, para mi sorpresa, con un tono despectivo y chulesco le pregunté si era boba o qué. Quiero decir que estoy de acuerdo con lo de la estupidez, que se pega, porque, en efecto, es una estupidez obligar a alguien a bajar de la acera porque sí, por tocar las narices al prójimo y el prójimo reacciona deseando tener un poder que no tiene y desde la humillación le gustaría que quien el ha humillado explotara como un grano de maíz que se convierte en palomita. Pero atribuir esas cualidades al nacionalismo, permítame que se lo diga, don Passy, es caer justamente en un argumento muy querido de los nacionalistas, a saber, que todos somos nacionalistas y que ser nacionalista no es una desgracia, sino una fatalidad.
ResponderEliminarY perdón
por la extensión.
Estimado sr. Vidal:
ResponderEliminarSiento su extrañísimo ataque de cólera de ayer. A mí me ha ocurrido en algunas ocasiones. Recuerdo que, en una de ellas, estuve a punto de hacer que se estrellara un tipo que me adelantaba en línea continua. Aceleré hasta no dejarle hueco y sólo cuando el coche que le venía de frente estuvo muy cerca, pisé el freno.
En los segundos anteriores íbamos en paralelo;le vi gritarme. Tenía los ojos extraviados, enormes, blancos en mitad de la noche. Ahora ya casi no hago esas cosas. Bueno; el otro día intenté parar a un macarra que me echó prácticamente a la cuneta.
Paró en una gasolinera. Y yo detrás. Salí del coche golpeé en el cristal ahumado y salió dejando gomas en el cemento. Dada mi complexión, estatura y edad, colegí que debía tratarse de un coche con piloto automático. Como verá usted no hay por qué alarmarse por un "eres boba o qué".
Créame sr. Vidal que no entiendo su pirueta ("Pero atribuir esas cualidades al nacionalismo...") y mucho menos la calificación de fatalidad al final de su comentario. Es posible que tengamos un momento para hablarlo.
Ya que no puede con Brecht, permítame que -espigadas interesadamente del wikiquote- coloque unas frasecillas para apuntalar mi desgana en cuanto al asunto:
"Cien vidas que tuviera, cien padres, cien madres, cien hermanos, cien esposas y cien hijos, ahora mismo los daría todos, si de ello se siguiera la salvación de mi patria".
Sabino Arana
"Donde quiera que se esté bien, allí está la patria."
Cicerón
"El patriotismo es el huevo de donde nacen las guerras."
Guy de Maupassant
"El patriotismo es la disposición de matar y dejarse matar por razones triviales"
Bertrand Russell
"La patria es el orgullo de la ignorancia."
Anónimo
"Para el hombre dichoso todos los países son su patria."
Erasmo de Rotterdam
"Si ellos son la patria, yo soy extranjero"
Charly Garcia Cancion "Botas Locas" años 70 durante la Dictadura en Argentina.
"El nacionalismo es nuestra forma de incesto, es nuestra idolatría, es nuestra locura. "El patriotismo" es su culto".
Erich Fromm
"El patriotismo es el último refugio de un sinvergüenza".
Samuel Johnson
"Nunca en mi vida he 'amado' a ningún pueblo ni colectivo, ni al pueblo alemán, ni al francés, ni al norteamericano, ni a la clase obrera, ni a nada semejante. En efecto, sólo 'amo' a mis amigos y el único género de amor que conozco y en el que creo es el amor a las personas".
Hannah Arendt
Fuente: "Eichemann en Jerusalén" (24 de julio de 1963, carta a Gershom Scholem), Paidós, 2005, página 145. Traducción: Miguel Candel.
Con el deseo de una tarde agradable, reciba un atento saludo.