2/11/07

Pasado no vivido. (Mecánica popular)







Se advierte en muchos blogs un cierto gusto por épocas pasadas, por lo que antes llamábamos retro y camp. Las imágenes de coches, carteles, chicas y casas de los sesenta llenan las páginas de diseño en una especie de descubrimiento constante de aquello que fue y que ahora parece ser digno de exhumación. La forma en la que se muestran estas imágenes, las ideas que las acompañan, y la juventud de los autores que no habían nacido cuando esto de lo que hablan estaba en boga, sugiere que no se trata de la llamada de la nostalgia, sino de tender un puente más allá de lo no vivido. Y creo que esto no es de ahora. Recuerdo cuando, de joven, llegaba a casa con algunos ejemplares de Mecánica popular. Las revistas eran anteriores a la fecha de mi nacimiento. Recortaba las fotos y las pegaba en un cuaderno. Creo que había dos razones para hacer aquello. Había una cuestión política; un antiamericanismo que se concentraba en aquellas imágenes del progreso a través de coches fastuosos y consejos de administración llenos de sonrisas y estómagos prominentes y que yo podía manipular simplemente con unas tijeras. Otra era más estética: el acceso a la información gráfica se reducía a encontrar alguna revista ilustrada; las fotocopiadoras era entonces un asunto complicado, así que de la dificultad hacíamos virtud y nos convertíamos en sucesores de tercera del collage ruso de los años veinte. Pero tiene que haber algo más.

Yo quería hablar de ese lapso de tiempo entre la fecha de las imágenes objeto de las pesquisas y el nacimiento del investigador. ¿Por qué en tantos casos hay un espacio entre ambas? ¿Por qué no referirse a la propia infancia? Ésta se evita y se busca un anclaje anterior, no mucho más lejano, pero que nos es ajeno en cuanto que no vivido. Me aventuraré a decir que algo tiene que ver con un deseo inconsciente de conocer lo no revelado, lo que atañe a la vida del padre, de la madre: el tiempo anterior, el tiempo de la fecundación, el tiempo en el que aún no éramos. El tiempo en el que fuimos proyecto nos obliga a la pesquisa, aunque ésta sólo nos conduzca al ambiente, al escenario del crimen.

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