30/8/07

Encargos

O. me pide que le compre un libro que alguien le ha recomendado. El título es largísimo: Al Norte la montaña, al Sur el lago, al Oeste el camino, al Este el río. Lászlo Krasznahorkai. Editorial Acantilado. Un amigo se lo ha recomendado vivamente. Salgo a buscarlo y como se publicó hace ya un año, tardo un poco en encontrarlo. Compro dos ejemplares. Sé que es un tipo de literatura que no me gustará, pero me interesan las pasiones de los demás. Me gusta saber en qué se fijan los otros. Así que estos dos últimos días he estado leyendo este librito lento y repetitivo en el que hay la misma cantidad de acción que de martini en un buen dry martini. Por eso mismo debería interesarme, pero me retrae su estilo de escritura pretendidamente oriental.

Sin embargo la lectura me ha permitido recordar de nuevo los sueños, algo que no me sucedía desde hace al menos un año y que para mí es un placer casi físico. Incluso si esos sueños son, como ahora, pesadillas admonitorias, clarísimas en su significado.

A lo largo del tiempo –no sé si a otras personas les sucede lo mismo- algunos libros tienen el poder de levantar la barrera del recuerdo de los sueños. Así me acerco un poco a un proyecto imposible: nunca te levantarás sin saber una cosa más.

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