Diógenes

No hace mucho le decía al sr, Pinaquy que existe una especie de síndrome de Diógenes virtual. Al menos soy presa de algo parecido, a la vista de los avisos que emite la barra de herramientas de mi ordenador: “Poco espacio en el disco duro.” Y cosas por el estilo que hacen referencia a la necesidad de borrar ficheros o programas que no se usen u optimizar espacio. Hace poco mi photoshop se negó a abrirse si no le hacía sitio para trabajar. He pedido a otros usuarios de este mismo Pc que graben en discos lo que sea que tengan almacenado. Yo ya lo haré cuando tenga ganas. Pero no creo que borre nada. Recorro con frecuencia textos, proyectos y sobre todo imágenes. Las miro una y otra vez y de la misma forma que antes, cuando volvía de la tienda de fotos, tiraba a la basura la mitad de los positivados y la otra era pasto de las tijeras, ahora guardo todo lo que pillo. He visto alguna vez reportajes en los que aparecen personas de mediana edad rodeadas en sus casas de pilas de periódicos, botellas vacías, inmundicias de todo tipo y he visto cómo el reportero toma algo entre sus manos, lo que sea, cualquier objeto y pregunta al enfermo por qué lo guarda, por qué no lo tira. El hombre o la mujer se acerca entonces deprisa y sin violencia procura quitarle al periodista el objeto en cuestión. –No, no. Puede servir. Sirve.- Después lo colocan con mimo en el lugar en el que estaba

Dando vueltas a los montones de imágenes servibles o inservibles me encuentro con esta foto de Dorothea Lange que guardé alegremente como un recordatorio, como una especie de miércoles de ceniza. Ahora la vuelvo a ver con un sentido completamente distinto. De la misma forma que el Arrivals de los aeropuertos. Llegar hasta el suelo. Tocar el suelo. Tocarlo. La única forma de hacer un trasbordo y preguntar por Departures.