Estaba buscando algo con qué contestar a Pedro –gracias Pedro- cuando encontré esto de Botero: cercanía en el tiempo, exposición inmediata, mediación de precio y adecuación de la figura al imaginario del autor, hacen que la obra resulte absolutamente inmoral y la explicación del autor por demás increíble. A sensu contrario la distancia temporal, la programación museística, la imposibilidad de pagar una suma exorbitante y –más difícilmente- la pertenencia de las imágenes a un supuesto inconsciente colectivo, permitirían la contemplación de las imágenes violentas sin sentir la tentación del irreprimible “J’acuse” del presente caso.
Feliz Natal :)
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