En Luc Tuymans hay una voluntad de construcción a partir de lo que ya existe. Se me ocurre compararlo con Mateo Charris: éste sería un constructor que usa elementos heterogéneos tomados de aquí y de allá hasta formar un lenguaje coherente. A Tuymans le pasa lo mismo en cuanto a la coherencia, pero además no parece que tenga necesidad de incorporar referencias distintas al lenguaje de lo inmediatamente visible. No hay construcción. Hay constatación.Tuymans utiliza lo que tiene a mano de manera fresca y desprovista. Hay una urgencia parecida a la de Charris, pero por algún motivo funciona mejor en aquél que en éste. Lo que me interesa es la consecución de imágenes con un cierto grado de contenido sin necesidad de acúmulos. Imágenes directas que acaben contando más de lo que representan. Aunque sólo sea un poco más ¿Dónde se añade a la imagen ese plus de contenido que busca cualquier pintor? ¿En qué momento sucede esto: en la emisión, en la recepción?
_____________________________
Nota: El artículo de Antonio Colinas en la Revista de Occidente sobre Torga. En teoría, un elogio. Vuelto a leer, una confirmación.
Día de descanso en Madrid. Se me había olvidado porque para mi los días laborables son tan laborables como los festivos: vivo en un continuo día laborable, o en un perpetuo domingo, según se mire. Justo el día en que me decido a hacer gestiones bancarias, hasta esos señores de viseras invisibles descansaban hoy, vaya por zeus.
ResponderEliminarPaseo flaneurilmente hasta que mis piernas tiemblan como las cuerdas de un ascensor viejo. Paso por la casa do vivió Baroja, del 40 al 56, en la calle Ruiz de Alarcón. Cruza ese periodista tan hecho a si mismo y que rezuma exitosidad: Jesús García. Uno de esos que siempre viven en laborable, porque la economía no para ni un segundo, no, porque mucho que los bancos cierren.
Pero libros abren, al menos su casa, la casa del libro, y me pongo a registrar títulos en mi memoria, paja mental de invitaciones a la cultura que me dejan hecho fosfatina. ¡Viva la república!, de Rafael Torres, tiene muy buena pinta. Otro día será. Pero no salgo con las manos vacías, en el mostrador regalan un librillo de Trapiello, también sobre guerras nuestras: gracias.
Y entre tanto título apretado, oh, el citado por estos pagos, Torga. Abro al azar: 28 de octubre de 19treinta y algo: Un tranvía aplasta el pie a un niño, pero no tiene bastante el crío, y luego un coche le remata el estropio (algo así).
Me meto en un burger King lleno de estudiantes gritones e italianos con acné.