En el patio de la residencia de ancianos que hay cerca de casa han instalado unos juegos parecidos a los que se colocan en los parques infantiles. Estos son para adultos. Hay elementos que sirven para estirar los brazos, uno después del otro, escalones muy bajos para ejercitar las piernas, cuerdas, manivelas y ruedas de madera. Junto a cada elemento hay un pequeño panel informativo que explica cómo utilizarlo. Me he parado un momento para ver cómo los operarios municipales montaban el pequeño parque senil y he tenido una sensación muy rara. La he desechado al principio, pero enseguida ha vuelto a tomar cuerpo: los aparatos mecánicos en cuestión parecen destinados a preparar la muerte. Son la ayuda necesaria para llegar más o menos sano al momento del tránsito. He recordado los volúmenes que pueden encontrarse en cualquier librería de viejo sobre el ars moriendi: Una especie de salvavidas que convenía tener a mano en caso de apuro serio. La muerte llega ahora más despacio, da tiempo para acicalarse un poco y la maquinaria gimnástica parece proclamar que, a pesar de la edad, más vale componer un cadáver exquisito que estar listo para atravesar la laguna Estigia.
'La muerte es tan segura de su victoria, que te da toda una vida de ventaja...'
ResponderEliminarAnónimo
Sr. Passy, los tiempos modernos tratan de hacer más fácil la vida, e incluso la muerte. Como bien dice, "...llega ahora más despacio".
Saludos.
jajaj, muy bueno el texto
ResponderEliminarsaludos.
Iluminaciones.
Si hasta a los aparatos les ve usted un destino, qué decir de los ancianos que lo único que tratan es de burlar a la muerte: les deja usted pocas salidas.
ResponderEliminarAh, si además de preparar el cuerpo preparásemos también el alma para la muerte. Dónde están los aparatos que preparan al alma para esa gimnasia de la muerte.