Me contaba un judío que sus correligionarios prefieren tocar el violín, porque con un piano no puede huirse saltando desde una ventana. Mr. Pynaqui me habla con frecuencia de un amigo que lleva siempre encima su posesión más preciada: un sello que puede vender en cualquier parte del mundo por una fortuna. Recorriendo las librerías de viejo de Praga, se pueden encontrar grabados de pequeño formato que parecen tener un origen o un destino parecido. Tienen además la impronta de lo verdadero: un aspecto xilográfico y una tosquedad buscada, nacidas del conocimiento de las artes gráficas. Lo mismo sucede con los ex libris, que pueden encontrarse en muchas librerías, en especial en Karel Krenek, junto al Hotel Pariz.
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