El chiste de los indígenas que viven junto a las cataratas es posiblemente el más antiguo del mundo. Tiene su origen en El sueño de Escipión de Cicerón: “Los oídos humanos han quedado ensordecidos por la plenitud de este sonido, del mismo modo que, allí donde el Nilo se precipita desde altísimas montañas en los llamados Catadupos, la gente que vive en aquel lugar carece del sentido del oído a causa de la intensidad de tal ruido."
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