22/10/05

Verde hospital

Hay un hotel al norte de París, cerca ya de Clignacourt, en el que a veces recojo grupos de turistas, cuando A.I. anda mal para atender todos sus compromisos. Es un hotel francamente triste. Anda su aspecto entre el de un hospital sin remozar y un tanatorio demasiado alegre. El verde de sus pasillos, dan al conjunto un aire de asepsia impropio de un establecimiento hotelero. Yo procuro quedar con los turistas fuera, en el aparcamiento, pero en ocasiones he tenido que recorrerlo para buscar a un rezagado o ayudar con las maletas; cosas así. Y entonces me entran unas ganas enormes de salir corriendo de abandonar a su suerte a los viajeros y sus bagajes, porque el edificio se me viene encima. Estoy seguro de que en las agencias de viajes, los clientes han recibido una información adecuada, del tipo: es un hotel apañado. Hombre, no está en el centro, pero, a cambio, no es caro y es limpio. Y la verdad es que no es limpio, es aséptico. Todavía no ha sido comprado por ninguna de estas cadenas que arrasan con todo, que lo unifican todo. En este caso, sería preferible esto último. O como siempre ¿seré yo? O en su caso ¿será el otoño? No lo creo: concedámonos el beneficio de la objetividad, aunque los turistas que ahora salen del hall camino del autocar, no parezcan sentir en absoluto los desastrosos efectos que causa en mí este hotel verde hospital.

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