2/7/05

Vasos de tubo

En cuanto a la lista de carteles y pegatinas señalada en la entrada del 30.06.05, apetece resaltar una frase radical: “ATTENTION: LA RADIO MENT." Hablemos de la ingenuidad; dejemos a un lado por el momento el situacionismo y el realismo estético. Todo llegará. ¿hay un punto intermedio entre la ingenuidad y el hijopustismo? ¿Se puede ser medianamente listo sin hacer daño a otros o sin desconfiar en exceso? La pegatina “LA RADIO MIENTE” contiene sólo una imagen de escasa calidad y cuatro palabras. Sin embargo, cualquier oyente sabe que lo que se dice es absolutamente cierto. Si nosotros mentimos, en nuestro trabajo, en nuestras relaciones personales, si nos mentimos a nosotros mismos ¿cómo vamos a esperar que un medio de comunicación diga la verdad? estamos como cabras. Damos a los demás el beneficio de la duda que a nosotros nos negamos. Creemos lo que nos dicen como si fueran verdades arropadas por la infalibilidad de las alas del Espíritu Santo. Oímos nuestras radios, leemos nuestros periódicos y decimos que sí, que tienen razón, mientras sospechamos en nuestro interior que algo huele a podrido.


Podríamos detenenernos en ese "attention" tan francés que tiene muchas veces un aire de complicidad, de transmisión informativa boca-oreja muy propio de los medios alejados de los circuitos al uso. Es como ponerse la mano derecha en forma de pantalla junto a la comisura izquierda de los labios para que otros no oigan lo que sussurramos: "Attention. La radio ment."



Pero a lo que vamos: Lo que tiene el gin-tonic es que, tomado en dosis adecuadas, suelta la lengua de quien lo ingiere, pero es un soltar la lengua diferente al que produce el vinazo de tetrabrick. La medida esta del trago largo -preparada por ejemplo por J.C.- hace que el ingerente diga sólo un poquito más de lo que debe. Caso reciente: el buen articulista M. H., con un vaso de tubo en la mano te dice: “sois todos unos ingenuos. Os compráis el periódico buscando la ratificación de vuestras propias ideas, cuando en realidad, un periódico no busca impartir ideología, sino recoger el mayor beneficio posible, sea Pravda o el ABC.”

Más que ingenuos, somos necios: la lectura de los periódicos puede darnos una idea de cómo están algunas cosas, pero posiblemente, de las que menos nos importan. Aunque no me gusta hablar de la actualidad, basta con recordar el 3% del Carmelo.


Al menos, de la rebelión queda la estética. “LA RADIO MIENTE.” Cuánta elegancia para decir la verdad. No lo obvio: la verdad. ¿Cuándo hablarán los periodistas de sus frustraciones?

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