Esta literatura se conserva todavía fresca y sabrosa, mientras que otras -como el realismo mágico- han embarrancado pasa siempre. Y otras mucho más recientes se hunden en el puerto durante su botadura.
El alumbramiento del relato aparentemente libre, sujeto a las leyes de la rapidez y de la simplicidad, en su términos más absolutos, da también lugar a la incomprensión entre aquéllos que debieran sentirse absolutamente identificados con esta forma de narrar: los jóvenes. Los jóvenes que, salvo honrosas excepciones, ya no son ni modernos ni posmodernos, ni nada. Los jóvenes, entre quienes la conversación habitual es la de grado cero. Y luego no entienden shorts cuts.
Resulta curioso que quienes hablan a la manera del ymedijo y yoledije prefieran la literatura al estilo del XIX. Jóvenes que para otros menesteres proclaman su absoluta modernidad, escriben y leen como si Flaubert no hubiera sido concebido todavía. La juventud es una cosa muy rara: entiende Gran Hermano y no entiende la literatura moderna. Desentierran al narrador omnisciente que lleva pudriéndose decenas de años y lo sacan a pasear bajo palio. No entiendo nada. Tal vez a la juventud le sobra la literatura moderna porque le basta con el cuerpo. Con el suyo, digo.
¿Tal vez injusto?...pero me quedo a gusto. Estoy preparado para la lapidación. (Me acuerdo de la vida de Brian)
Se me ocurre pensar que quizás el narrador omnisciente no murió nunca, que todo narrador es, por definición, mnisciente. Lo que pasa es que puede disimularlo, o disfrazarse. Pero nunca esfumarse: una novela la escribe siempre "alguien".
ResponderEliminarMi querido Passy:
ResponderEliminarEstá vd. siendo injusto: el grado cero no es patrimonio de la juventud. Me temo que es patrimonio de la humanidad.