Como el calor no va a bajar, yo subo al altillo. T.C. ha llamado esta mañana para que echara el día con él en las Pulgas. Ha alquilado un puesto cerca del mercado Dauphiné. Llamaba desde el balcón de su casa, así que le he preguntado: -¿Cuánto marca el termómetro que tienes fuera?
Ha tardado en contestar:-Cuarenta y cinco.
Ha tardado en contestar:-Cuarenta y cinco.
-Me quedo en casa, T.C. en las pulgas no hay duchas públicas.
Vuelvo del altillo:
Bertrand Rusell no es santo de mi devoción. Ni de la de casi nadie. Sus trabajos filosóficos son sólo pasables, pero aún recuerdo la emoción con la que leí este texto, después de darme cuenta de que, por mí mismo, no lograría explicar a los demás qué era un suceso y su aplicación a la estética.
Estimada sra. B.: creo que no estará a su altura. A pesar de todo, voilá:
"Mientras sigamos pensando que los cuerpos se mueven y tratemos de ajustar esta manera de pensar a las nuevas ideas mediante correcciones sucesivas, solamente lograremos cada vez una mayor confusión. El único modo de salir airosos consiste en volver atrás y emprender de nuevo el camino partiendo de los sucesos en vez de los cuerpos.
En física, un «suceso» es cualquier cosa a que, según las antiguas nociones, pudiera atribuírsele un tiempo y un espacio. Una explosión, un relámpago, la partida de una onda luminosa desde un átomo, la llegada de una onda de luz a cualquier otro cuerpo, cualquiera de estas cosas sería un «suceso». Una teoría o serie de sucesos constituyen lo que consideramos la historia de un cuerpo; otras. el curso de una onda de luz; y así con todo lo demás. La unidad de un cuerpo es una unidad histórica; es semejante a la unidad de una melodía que se tarda en ejecutar un cierto lapso de tiempo y que no existe en su totalidad en ningún momento. Lo que existe en cualquier momento es solamente lo que llamamos un «suceso». Tal vez la palabra «suceso», como se emplea en física, no pueda identificarse por completo con la misma palabra usada en psicología; por el momento, lo que nos interesa son los «sucesos» como constituyentes de procesos físicos y no necesitamos preocuparnos acerca de los mismos en psicología.
Los sucesos del mundo físico están ligados entre sí por relaciones que han conducido a formar las nociones de espacio y de tiempo. Tienen relaciones de orden, de modo que podemos decir de un suceso que está más próximo a un segundo que a un tercero. De este modo podemos llegar a la noción de «proximidad» de un suceso: ésta vendrá a estar constituida por los sucesos que están muy próximos a uno dado. Al decir que los sucesos circundantes tienen una cierta relación, queremos decir que cuanto más cercanos están entre sí los sucesos tanto más se aproximan a dicha relación, y que se aproximan a la misma sin limitación cuanto más cercanos se consideran."
Mi querido Passy:
ResponderEliminarNo deja vd. de sorprenderme, gratamente, por supuesto. Pero esta vez se ha superado. Nunca hubiera imaginado que su teoría del suceso (o la que ha hecho suya) se pareciese tanto a mis reflexiones, que, modestamente, no tienen título como las suyas. No puede negarme que el párrafo que dice "es semejante a la unidad de una melodía que se tarda en ejecutar un cierto lapso de tiempo y que no existe en su totalidad en ningún momento. Lo que existe en cualquier momento es solamente lo que llamamos un suceso" es exactamente lo que le comentaba un día antes de escribir sus líneas, si cambiamos "suceso" por "instante" y le añadimos la dimensión espacial, a la que yo también hacía referencia, con mucha más imprecisión, indudablemente.
Dicha coincidencia me halaga, pero no puedo ocultarle que al mismo tiempo me siento un tanto decepcionada, al tomar conciencia de la poca originalidad de mis pensamientos. Culparé de ello a la ingenuidad propia de mi juventud, enfermedad que se cura con la edad.
Bien sabe vd. que yo desconocía su teoría, como tantas otras cosas en torno a su persona, por lo que deberá atribuirse esta curiosa situación a la mera casualidad, ¿o tiene vd. otra teoría mejor?
Muchas gracias por su "instante" mágico en el atardecer de Venecia.
ResponderEliminarQuerida S.Ch.:
ResponderEliminarHabla usted con una modestia impropia. Su elegancia nada tiene que ver con la coincidencia. En mi caso estuve dándole vueltas al asunto y nunca llegué a una formulación elegante. Rusell lo hizo. No sé a qué edad. A usted le ha bastado un rato para hacerlo con una claridad pasmosa.¿Qué dice usted que se le va a curar con los años? Me temo que no va a ser la ingenuidad.