La arena del desierto es para el viajero fatigado lo mismo que la conversación incesante para el amante del silencio.
Proverbio persa
Toda esa charla de los hombres no constituye una sola palabra, la soporto para poder gozar del silencio que la atraviesa.
Martin Buber
¿Quién ama el silencio? Uno se refugia en el silencio cuando quiere que germinen las ideas y las ideas se nutren de palabras que no suenan. Pero quien ama el silencio ama la música y las buenas maneras, ama al prójimo pero se aleja de la gente, que diría R.A., y ama también las palabras del otro cuando están llenas de ideas, de ejemplos, de lecciones, de reflexiones, de razones, de sabiduría, de pensamientos, sabe escuchar en silencio y ansía encontrarse con el prójimo, aunque sea en el desierto, para escuchar palabras o música, para escuchar al viento que juega con la arena... del desierto, pero las palabras no son la arena, en todo caso es el agua, porque las palabras fluyen e impregnan, alimentan y ayudan a seguir caminando, las palabras se llevan bien con el silencio, me refiero a esas palabras que son trampolín, que están llenas de imágenes, de emociones, de intenciones, como un melón está lleno de agua, como un coco está lleno de agua, como un hombre está lleno de agua.
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