21/6/05

Culpa in eligendo

Estimado sr. Pynaqui:

Gracias por sus indicaciones.

Efectivamente la recolocación de las piezas del museo Jorge Oteiza en Alzuza permiten una lectura mucho más sencilla de la obra del escultor. El añadido al friso de los apóstoles es una elegantísima idea y el trabajo de J. Balda, especialmente en el hall, el patio y la segunda planta, mejora el recorrido y lo hace más didáctico y comprensible. De todas formas, el continente sigue siendo lo que era: una especie de pirámide ad majorem gloriam Oteizei, cuyas rampas, paños, huecos y barandillas dificultan en extremo la contemplación de la idea del vacío. (¿Alguien puede abrir la biblioteca?)

Hay una escena, creo que de Pulp Fiction, en la que Harvey Keitel (Lobo) dice “No nos chupemos las p… todavía.” Eso parece que hicieron Sáenz de Oiza y Oteiza mientras planeaban el museo-santuario. Con lo bien que se está callado después de decir lo que cumpla. Oteiza estuvo cincuenta años diciendo lo mismo: “déjenme en paz.” Y había quien se lo tomaba al pie de la letra.


En cuanto a la exposición de J. Balda en Altxerri: Ahí va un artista que se deja arrastrar por el placer. Alguien que, durante décadas, se ha negado a sí mismo la facilidad, decide darse gusto con resultados impecables. Y el resultado no es fácil; es brillante. Consciente o inconscientemente, entre los mejores cuadros hay uno que guarda estrecha relación con el espacio velazqueño de Las Meninas y desde luego con los frontones de Oteiza.

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¡Ah, el suceso! Su representación en dos dimensiones, mientras sucede en cuatro a la vez. ¿Cómo acertar con el instante justo? ¿Cómo convencer a quien mira de lo que ve? Elegir, siempre elegir… y luego la culpa in eligendo.

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