B.I.M. no puede con lo francés. En su caso, el desprecio hacia la cultura francesa trae causa de la comparación con la centroeuropea. Yo le digo en broma que el motivo es otro: en su primer viaje a París, durante un fin de semana, le falló la única tarjeta de crédito que llevaba, con resultado de irritación permanente. Pero lo cierto es que sabe denunciar los huecos del pensamiento francés de los últimos años. Y si se las ponen como a Fernando VII, no digamos: la publicación de La pintura de Manet de Michel Foucault, colma todas sus expectativas y, tristemente, no puedo sino darle la razón. Parece el texto una conferencia apresurada, de última hora en la que el análisis es terriblemente banal. La edición española de Alpha-Decay es impecable, sin embargo el contenido es absolutamente prescindible. Corro a refugiarme en Esto no es una pipa.
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