Mirando al cielo

Me escribe un correo L.R. Una pieza de reir -como diría Sánchez Ferlosio- en la que me recuerda una conversación que tuvimos hace ya un tiempo en una exposición de Ion Mikel Euba. He buscado en la red una imagen para ilustrar esta nota, pero no la he econtrado. Se trataba en definitiva de un trabajo relativo a la violencia en el País Vasco. Euba presentaba a unos tipos encapuchados pintando de negro, desde dentro, las ventanillas de un Seat Panda. Luego, en otra imagen, el vehículo aparece volcado con las cuatro ruedas al aire.

Mientras hablábamos del arte y la violencia, L.R. se dio cuenta de que la foto estaba montada. El Seat había sido recortado y pegado mediante un programa que podría ser Photoshop o algo parecido. No es que aquel detalle restara valor a la obra de Euba, ya de por sí bastante floja, pero a los dos nos hizo gracia que cuatro jóvenes encapuchados, aunque fueran de pega, no hubieran sido capaces de darle la vuelta a uno de los coches más ligeros que pueden adquirirse en el mercado. La idea de discutir acerca de la estética y la transgresión, cedió enseguida.

A su correo, L.R. acompaña el fichero que reproduzco. Me dice que esta mañana, paseando con su hija cerca de donde vive, se ha encontrado este Renault con las ruedas mirando al cielo y le ha hecho recordar aquella tarde de exposiciones y vinos.

Me dice que el último fotomontaje que ha visto de Euba representa una habitación acristalada. el artista, también desde dentro, ha escrito con brocha gorda y pintura negra: "GORA". El encuentro de la pintada con los marcos de las ventanas le han obligado a repetir parte de la letra R, de manera que se lee "GORRA."