No puede decirse que R.T. ronque, pero sí que su respiración se parece a la de Darth Vader. Son las cuatro de la madrugada. Me visto encima del pijama y bajo a la estación de tren. El hotel está justo al lado. Me gustan las estaciones, no al estilo de Sebald en Austerlitz o de Robert Walser, Uno las describe desde la arquitectura y el otro lo hace como si estuviera escribiendo una redacción infantil: Es gracioso -dice- merodear por las estaciones y poder contemplar a tus anchas a los viajeros que llegan y se van. (¿A qué se refiere Walser con gracioso?) A cuántos pobres y míseros diablos no les gustaría hacerlo, pues se trata de un placer que nada cuesta. Hay en ambos una necesidad de contar de principio a fin (por mucho que de Walser se preconice la ambición de "fabricar cosas pequeñas"). Pero el Todo, sea infinito o diminuto, ya está enterrado hace tiempo con la pala de lo fragmentario. Resulta dificilísimo entender a estas alturas a alguien que quiera contar algo con vocación de totalidad. A mí, por lo menos, me cuesta mucho.
Creo que se nota demasiado que son las cuatro de la mañana.
Hay un TGV en la vía. las puertas de los coches están abiertas, entro un instante en uno: desde un comparimento veo el reflejo de la luz del tren en las vías y me acuerdo de una frase de Montaigne que, al parecer, hizo tallar en el dintel de la puerta de su dormitorio; dice más o menos: me gustaría morir sin necesitar a nadie y sin que nadie me necesitara.
Voy a ver si Dar Vader ha vuelto del lado oscuro.
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