Al fondo está el gasómetro. Se refleja su curva, junto a una escalerilla herrumbrosa, en una balsa que debió ser de seguridad. A los pobres de espíritu, en el peor sentido del término, nos basta con este reflejo y con la refraccion de la barandilla cuando penetra en el agua cumpliendo las leyes deducidas por Huygens : el rayo incidente, el reflejado y el refractado se encuentran en el mismo plano. Basta con pintarlo.
Sin embargo, para quien va más allá, no queda otro remedio que atravesar un estrecha grieta del gasómetro, cuidando de no estropearse la ropa en los bordes, y situarse en el centro. Como en el centro de una plaza de toros. Lo mismo que en algunas de las ideas de Turrell, el cielo queda delimitado por una circunferencia y adquiere un aspecto mucho más abovedado que cuando se mira al horizonte. El carácter de lo que se ve adquiere de inmediato un extraño tinte religioso, Más aún si se tiene en cuenta que el interior de este cilindro de unos veinte metros de diámetro por tres de alto está pintado en un rojo terroso, sacrificial.
Se trata, como en el caso de Turrrel o en el de Oteiza de eliminar la materia para crear espacio. Sin embargo, este empeño resultará siempre imposible: a no ser que se desista por completo de la acción. Para crear espacio -y para creer en él-, la materia, por escasa que sea, siempre resultará necesaria. Tratada de una u otra forma, ésta será el soporte de aquél.
En el centro del gasómetro uno parece percibir que el espacio religioso no es otra cosa que una creación de la materia que lo rodea y que esa creación permite escapar de la angustia que causa la idea del inifnito.
Refracción: un plano solo, un tratamiento psicológico contra la conciencia de la totalidad. Un solo plano o 40 miligramos diarios de halazepam en comprimidos.
El error consiste en pretender que el artista pueda crear espacios. El espacio no puede crearse, el espacio existe. Lo único que puede hacer el artista es delimitarlo a través de la materia, y dentro de esos límites, ordenarlo o no, y en eso consistirá su creación. Es lo mismo que pensar que pueda crearse el silencio, tampoco puede hacerse, sólo delimitarse mediante sonidos. De lo que se trata es de acotar algo que nos sobrecoge y que forma parte de nuestra propia esencia: el espacio y el silencio infinitos.
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