La ciudad ha cambiado. Atravesamos París perseguidos por la primavera camino del antiguo comedor de caridad. T.C. acelera como los caballos cuando huelen su cuadra y en vez de usar el peripherique conduce por el centro con las ventanillas abiertas. Cruzamos a la orilla derecha por el Pont Royal mientras atardece. la última hora ilumina el pabellon de Flore. Todo es un poco manido pero a la vez tan agradable...
Después de descargar T.C. me deja en casa. Llamo a A.I. pero no está: aprés le bip. Y luego hago esto: echo mano a los diarios que hay en la estantería. No tengo gran cosa, pero quiero ver cómo vivieron otros un veintinueve de abril cualquiera.
A mano tengo el mío de 1993 que dice: Fin de la dulcísima gripe que ayuda a leer novelas. Una refrencia de Romera a Montaigne que me escama: dice que hay gente que lo cita y que Montaigne se reiría del apego a la actualidad de quien lo hace.
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