Quinientos días sin fumar. Sueño con el tabaco. Con mucha frecuencia fumo en sueños y me despierto con una enorme sensación de culpabilidad. En esta ocasión, un buen amigo –a quien no logro identificar- regenta el estanco donde compro la prensa. Él sabe que ya no fumo, pero me invita a que pruebe unos nuevos cigarrillos completamente inocuos. Son del color del hielo en los glaciares y tienen el aspecto de ayudar a la respiración. Tomo uno de la cajetilla, pero se me cae al suelo. Lo recojo y ya no me parece tan aséptico. Decido no fumarlo, ni reprochar a mi amigo su actitud mercantilista.
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