Después de los oficios en Saint Philippe, damos un paseo por el Fobourg. En la esquina con Mermoz está la mejor librería de París: Picard Henri et fils. Cierra tarde y el dueño es amable. Nunca le he comprado nada. Nunca he podido. A.I. abre la puerta con decisión. Ahora que lo pienso siempre que he entrado aquí lo he hecho con ella. A.I. tiene esa rara habilidad de aparentar que, si quisiera, podría comprar la Enciclopedia de Diderot y D'Alambert sin pestañear. Pregunta el precio de las cosas como si nada y luego cambia de conversación sin miramientos. En uno de los estantes, no muy visibles, los doce tomos de la edición original de Memorias de ultratumba. El dueño -como diría Drexler- me mira mirar. Le hago un gesto. No quiero ni tenerlos en la mano.
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