31/3/05

Lo que se toca y lo que se ve

Cuando los vientos agitan el inmenso mar, es agradable contemplar desde la orilla el gran esfuerzo que deben realizar otros, no por que nos guste ver a la gente sufriendo, sino porque nos complace comprobar de qué males estamos libres. (Lucrecio)

La reserva que hace Lucrecio sobre la satisfacción que puede reportar el espectáculo del mal ajeno está determinada por el temor que siente el que mira a encontrarse en el lugar del que sufre, es decir, de transferir al tacto lo que percibimos impunemente con la vista.
P. Manterola Peripecia de Ulises

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