21/3/05

El pelo de Clara

Mientras nos pregunta si queremos una última copa, otra de las turistas del grupo, una mujer francamente mayor con el pelo teñido de un burdeos intenso, abre con cuidado la cremallera de una funda de color marfil, de polipiel, recosida en las costuras y saca con mimo una Lubitel del año de la polka.
Uno imagina que a estas alturas, todo el mundo lleva una digital, mejor o peor; pero qué va. La mujer del pelo burdeos -se llama Clara- nos pide que juntemos las sillas. Un poco más a la derecha, indica con la mano mientras mira desde arriba a través del sistema de espejos de la 6X6 más barata de la historia. Ahora, la luz que entra por el ventanal del restaurante ilumina de perfil la cara de todos los que formamos el grupo, y también el pelo de Clara.

1 comentario:

  1. Anónimo24/3/05

    Tu sabes que Clara es una romántica, y todavía piensa que enfocando desde arriba la caja negra de la Lubitel, absorbe la imagen que está encuadrando, pero sobre todo (y no te pongas cursi) clara se acuerda cuando compró la cámara en La Habana en los estertores de la Perestroika y esa noche un mulato de pago le frotó bien los bajos en la habitación 1125 del Riviera. Cada vez que toca la ruedita de enfoque, siente la tranca por detrás.

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