No hay, por mi parte, propósito de la enmienda; al menos en cuanto a esta materia. No reniego de Saroyan, ni del botiquín del psicoanalismo para primeros auxilios. Pero vuelvo a las andadas, al metro y sus túneles: y ahora de dos en dos, con lo que la cosa resultará más obvia para algunos. Para mi -si es que "para mí" sirve de algo- debería equivaler a la posiblidad de elegir. Tal vez a la elección dentro del laberinto. Éste no cambiará dependiendo de quien lo recorra, pero con esperanza o sin ella, el laberinto es la posiblidad de dirigirse a un lado o a otro, aun a riesgo de equivocarse.
Llama A.I. Me pide que le acompañe a los oficios de Viernes Santo en Saint Philippe du Roule. Le digo que durante toda la noche -no duerno bien últimamente- he estado escuchando radios españolas y que estoy un poco harto de pasos, orfebrería, legionarios, al cielo con ella y de si llueve o no llueve. A.I. insiste y dice -Por favor.
Antes de salir echo un ojo al diccionario de Cirlot, no vaya a ser que estemos en las mismas.
Supónese pues ya para los pueblos primitivos que el laberinto posee una cualidad atrayente como el abismo o el remolino de las aguas o todo lo similar...
Me voy a misa.
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