Claro, citar a Chateaubriand no sale gratis y a uno le entran dudas acerca de si estará bien hablar con apasionamiento de un monárquico engreído que a duras penas acepta el fin de la tiranía. Así que buscando absolución me dirijo a Ribeyro:
Desde hace algunos días reanudación de las Mémoires d'autre-tombe de Chateaubriand, cuya lectura abandoné en 1975. ¡Demonios, es un escritor de cojones! A cada momento, fiel a mi manía de subrayar lo memorable, tengo que coger mi lápiz. Lo encuentro modernísimo a pesar de ser católico, monárquico, aristócrara y conservador. A mi juicio es el mejor producto de la Revoluición Francesa, la que no produjo grandes escritores. Contra ella, es verdad, pero aquí no interesa la posición del autor sino el resultado de la obra...Su modernidad reside en que las grandes transformaciones sociales y políticas, a pesar de realizarse en contextos diferentes, determinan un mismo tiempo de reacciones: los que participan en ellas, los que las aprovechan, los que las rechazan, los que las combaten, los que se mantienen al margen, los que las ignoran.
La tentación del fracaso
José Ramón Ribeyro
Parece que Ribeyro comparte la opinión de Flaubert respecto de Chateaubriand. Claro, era un gran escritor. Pero, como alguien dijo de Proust, la vida es demasiado corta, y Proust demasiado largo. Podría aplicarse en este caso, respecto de las Memorias de Ultra-tumba.
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