Por ver cómo está el mundo me conecto a una página con webcam en Nueva York. Se supone que el verde de la imagen proviene de la baja calidad informática de la cámara y de la transmisión. Esta vez creo que la asociación de ideas tiene más sentido que la de las escaleras: Whistler podría haber inventado la cámara web si hubiera sabido que producía semejantes imágenes. Sus nocturnos -expuestos hace apenas un mes en el Grand Palais- son exactamente eso: un engañoso tratamiento de la falta de luz, plenamente aceptado un siglo después. Todo el esfuerzo por representar dignamente la noche, acaba resumido en pequeño rectángulo compuesto apenas por unos cientos de bites.
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