Desde Passy a Pont Neuf en autobús. Hace sol: el sol de invierno frente a los Almacenes Samaritaine. Se ve ahora que el verde de los autobuses y del logo es ácido; y si no fuera cacofónico, ácido no decidido o ácido indeciso. No llega a ser el verde Balda que hace salivar como al trompetista incitado por un niño con limón. Además, el logo de RATP resulta inquietante. El perfil de la mujer-río es de una altivez engañosa y su doble o triple significado induce a confusión alegórica.
Finalmente, las siglas RATP parecen esperar que alguien las repita en imitación del sonido de una ametralladora.
Finalmente, las siglas RATP parecen esperar que alguien las repita en imitación del sonido de una ametralladora.
¡Ah Guimard y sus edículos!
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