10/2/05

Para desengrasar

Para desengrasar, me acerco a ver La Europea en el Louvre. Qué falta de gusto llamarla así. Bajo por la pirámide: el hall recoge bien la luz del mediodía. Una columna de acero se levanta poco a poco desde el suelo, sin hacer ruido: un ascensor para minusválidos servido por un chico de uniforme que parece sacado de Star Trek.
Llenas de tiendas, las galerías subterráneas se abren en forma de estrella desde el recibidor. Junto a las taquillas hay una máquina automática expendedora de billetes en las que se leen unas frases por si hay problemas. En la pantalla de la máquina –sirva al menos de consuelo- se refleja el interior de la pirámide.



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