Esta tontería de los verdes me ha dejado para el arrastre. Ni siquiera sé si tengo razón y, por otra parte, tampoco me he tomado la molestia de comprobar cómo se han calentado algunos de ellos. No he incluido el de Martini cuyo contenido –bien iluminado- arroja una sombra entre verde selva y aceite virgen. (Ahora entiendo la preparación del Dry Martini de Buñuel.)
Salgo un rato. Allá abajo la bandera turca ondea en el mástil de la embajada. Cambio de dirección para que el sol no me dé de frente y me voy hacia el 9eme . No hay nadie por la calle. Llego hasta Drouot y luego hasta el pasaje Geoffroy. La librería, a cal y canto. Y ya se que no tienen nada que ver, pero las escaleras me recuerdan a las de la Biblioteca Laurenziana. Véase la muestra. Ya digo: nada que ver. Sin embargo, como no pasa nadie, como estoy solo en el pasaje mientras atardece al otro lado de los lucernarios, la dimensión de estas otras resulta engañosa y si no el parecido, al menos la incongruencia me sitúa por un momento en los escalones de aquéllas.
Salgo un rato. Allá abajo la bandera turca ondea en el mástil de la embajada. Cambio de dirección para que el sol no me dé de frente y me voy hacia el 9eme . No hay nadie por la calle. Llego hasta Drouot y luego hasta el pasaje Geoffroy. La librería, a cal y canto. Y ya se que no tienen nada que ver, pero las escaleras me recuerdan a las de la Biblioteca Laurenziana. Véase la muestra. Ya digo: nada que ver. Sin embargo, como no pasa nadie, como estoy solo en el pasaje mientras atardece al otro lado de los lucernarios, la dimensión de estas otras resulta engañosa y si no el parecido, al menos la incongruencia me sitúa por un momento en los escalones de aquéllas.
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