1/6/08

Oblicuo derecha


Volvemos a casa después de comer Conduzco un Citröen DS familiar. A la salida del pueblo, apenas hay un camino dibujado sobre la hierba mojada. Ha llovido. El coche patina; sé que no debo frenar y dejo que se deslice. No va a pasar nada. Sin embargo, en su trayecto oblicuo, algo golpea en la carrocería. Es un sonido sordo, sólo yo lo oigo. Cuando el auto se detiene salgo a ver y, en las rodadas, enterrada hasta el cuello hay una persona. Sólo se le ve la cabeza. He debido atropellarla. Angustiado, corro a sacarla del barro. Se trata de una mujer. En mi carrera creo ver sangre, pero no es así: lleva un pañuelo rojo atado a la cabeza. Mientras tiro de ella, me hace señas para que mire hacia la derecha: otras cabecitas emergen del barro: son tres niñas. Dejo a la mujer para atenderlas. Consigo sacarlas enseguida. Ella, la mujer, sigue haciéndome gestos.
-¿Cuántos hijos tiene? –Le pregunto.
-¡Seis! –Contesta desesperada.
Encuentro al resto. No recuerdo si son todo niñas. Una tiene un golpe en la frente desde la raíz del pelo hasta el entrecejo su piel está ya amarilla, mañana estará morada. Saco a la madre. Nadie parece estar grave. Me siento en algún lugar; un banco de piedra, tal vez el atrio de una iglesia. Se acercan algunos vecinos y uno murmura que conducía a setenta por hora. Le digo que es imposible. ¿Cómo voy a ir a semejante velocidad por el campo? Vienen más personas. La situación no es amistosa. Mi familia y la familia atropellada se confunden en el sueño. Distingo a lo lejos, estacionado, un Land Rover de la Guardia Civil. No es de Tráfico, pero es indudable que llamarán a una patrulla. Recuerdo que, a pesar de que prácticamente no bebo, he tomado dos vasitos de licor de café después del postre.

4 comentarios:

  1. Anónimo1/6/08

    Esta pesadilla, passy, la tenemos hoy en día muchos en nuestros sueños.
    Es un estado del subconsciente que nos interroga continuamente que haríamos si nos pasara esto.
    Creo, que sobre todo a los que tenemos remordimientos de matar una mosca...
    Es la presión a la que nos somete esta vida y estos tiempos...
    Saludos curiosos.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo4/6/08

    Estos sueños tuyos son como perfectos microrelatos. Recuerdo ese del móvil y el indigente. Qué hermoso. Raro lo de la proyección hacia adelante en el sueño. "...mañana estará morada". ¿Existe el futuro en los sueños? A mí siempre me parece que están inmersos en un eterno y desesperante presente. ¿Por eso nos despertamos con las pesadillas? ¿Porque sabemos que no hay futuro?

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Querida Mercedes:

    Esa falta de proyección permite resolver tensiones. No hay salida hacia adelante ni hacia atrás. No puede haber aplazamiento y esto debe tener un motivo: o una limitación del sistema o una fórmula que evite la dispersión de la parte consciente del cerebro.

    No conté toda la verdad sobre el sueño. Durante esos días debía suceder un triste acontecimiento. No creo en las premoniciones; todo está ya antes esperando a la representación; pero a veces ésta resulta tan vívida que, por un momento, nos engañamos queriendo creer lo que los sueños no son.

    La noche del viernes al sábado, en aquel camino embarrado, una parte de mi cabeza, fuera la que fuera, contestó una pregunta difícil (esto es seguro), pareció anunciar con precisión el acaecimiento de un triste suceso y, por alguna extraña razón, vino a tomar la forma de algo parecido a lo que iba a leer unas horas después.

    De todas formas, considero una desgracia no recordar con más frecuencia lo soñado, porque resulta imposible que un proceso tan aparatoso no tenga ninguna función, además del puro placer de vivir una segunda realidad. Un presente tal vez angustioso, pero lleno de matices.

    Saludos.

    ResponderEliminar