7/6/08

Memoria de calidades


Un paseo nocturno por la Place du Havre.


El hotel está enfrente de la estación Saint Lazare. No sé cómo se las arreglan en París para conseguir que los precios de las habitaciones sean tan poco proporcionales a la calidad que se ofrece. A partir de una cifra determinada no conseguirás que la cosa mejore, a no ser que estés dispuesto a pagar lo que no está en los escritos. De esa cifra que digo para abajo, corres riesgos serios: ya he hablado por aquí acerca de las apariciones de calcetines usados en la rue Vaneau, zapatillas en el alféizar de un hotel de la rue Felicité o restos de fluidos corporales en las sábanas de otro establecimiento cerca de la Madeleine. Esta vez preferí gastar un poco más. La habitación estaba bien pero los chicos de la recepción –la chica no- parecían sacados de alguna escuela o centro de formación extraño por completo a la hostelería. He aquí una muestra:

El segundo día llegamos al hotel después de cenar. Me acerqué al mostrador. (Suelo ser bastante educado.)

-Mañana por la mañana llegará un paquete con unos libros. ¿Será usted tan amable de guardármelos?

El tipo me mira con unos ojos desvaídos, como si me estuviera hablando diez metros más atrás de donde yo mismo estaba; más allá de la puerta; tal vez en mitad de la calle y entonces con una voz extrañísima me pregunta: -¿Está usted alojado en el hotel?

El desayuno está bien y la ducha, con suerte, tiene hidromasaje: basta que coincida con el paso del metro de las líneas 9 ó 3.

3 comentarios:

  1. Anónimo7/6/08

    En la diana, Passy, efectivamente el tema de los hoteles es de escándalo, a este paso harán de París una ciudad invisitable, sobre todo al bolsillo de los españoles de a pie.
    Miras veinte mil veces el hotel, lo buscas en internet, agencias...y de lo que ves, ni la mitad de la mitad...la última vez,fluidos corporales como tú bien dices por doquier...,las estrellas en la fachada... Ay¡¡¡ París, París...

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  2. Anónimo7/6/08

    Perdón por mi falta de saludos.
    Saludos curiosos.

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